DESANDAR EL PASO
Por: Cristhian Andrés Aguirre
Un día vuelves de donde no debiste irte, pasaron dos décadas y la nostalgia no se fue del corazón, llegaste odiaste, te fuiste o te quedaste, total siempre fuiste un forastero, la hostilidad se adueñó de tus pasos, la resiliencia se vuelve palabra vana, la vida se detuvo, la felicidad se canceló y la supervivencia fue cuestión de inercia.
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Retornar no basta, ahora tienes que demostrar que sembraste la vida que te corresponde, la tierra se te cuestiona y solo se huye una vez, desde el segundo paso del desplazamiento te arrepientes por no haberte quedado, entonces luchas, no sabes leer pero aprendes, la maraña burocrática y el despojo de oficina son un enemigo poderoso pero estéril.
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Es tuyo porque te pertenece, a ti, a tu papá y a tu abuelo que ya no vive, parece un insulto tener que demostrar que eres víctima, el autoflagelo se vuelve la herramienta convincente pero estas cansado de obtener misericordia, recuerdas que la vida te acompaña para continuar, tu batalla ya no es de la ciudad al campo sino de una ventanilla de escritorio a otra.
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Pero sigue, aunque se quemen los archivos del pueblo, aunque se destruyan expedientes y desaparezcan evidencias, la tierra es tuya y no caminas solo, porque otros tantos miles de valientes la siguen luchando todavía, la tradición oral te avala, el recuerdo es tu aliado, y los vecinos que se quedaron te alientan, tú arraigo para volver al origen de la sangre en donde nadie quiere estar, se convierte en la esperanza, quieres vivir de nuevo allí, y esa es tu prueba, pues sólo se vuelve a lo que se ama, y sólo se ama aquello que de mil formas te pertenece.